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Annelie Plachetka, voluntaria de Jesuitenmission. Alemania
Piura, la cuidad del eterno calor. Después de casi tres años llegué a mi segunda casa, donde viví entre 2015 y 2016 durante un año, hice amigos y trabajé como voluntaria en CANAT.
Inhalo un profundo respiro de aire caliente y seco y me siento inmediatamente como en casa. No he perdido mi orientación en la ciudad. Extrañaba los olores, la comida y el vivacidad en el tráfico y en el mercado.
Estar de vuelta en CANAT se asocia con una gran melancolía y deseo de compartir. En CANAT mucho ha cambiado: hay caras nuevas, agradables y motivadas en el equipo, se ha reformado la estructura de los programas, se ha reducido la capacidad. Gran parte del cambio se debe a la inseguridad financiera que CANAT enfrenta cada año.
El equipo central sigue siendo el mismo que me recibió con alegría y los brazos abiertos.
En mi primer día en la Ludoteca de A.H. Mónica Zapata tengo curiosidad por saber si reconoceré a los niñ@s y si me reconocerán.
Algunos niñ@s siguen formando parte de la familia CANAT. Los reconozco por sus expresiones faciales, gestos, los mismos (malos) hábitos y las mismas risas – pero ya son tres años mayores, con tres años más de aprendizaje y experiencia. Los abrazos son cálidos y largos.
Cuando trabajo con los niñ@s, vivo conscientemente el momento. Trato de darles toda la atención que necesitan, explicarles pacientemente las cosas y escuchar sus experiencias. Y al mismo tiempo es un tiempo intenso de aprendizaje para mí. En el tiempo limitado de que dispongo es un gran reto, inmediatamente me doy cuenta de ello de nuevo.
CANAT sigue siendo una gran parte de la educación, del desarrollo personal de los niñ@s y de la inclusión a la sociedad.
Durante mi visita en Piura, tengo un gran deseo de trabajar y apoyar en CANAT.
Gracias que CANAT es y sigue siendo parte de mi vida. Estoy increíblemente agradecida y con curiosidad de pasar las próximas semanas junta con los niñ@s y el equipo.
Annelie
Defendiendo el derecho al juego
Julia Ollero Ortiz
Almendrita es una de las pequeñas que disfruta a diario jugando y soñando en el proyecto de ludotecas que CANAT pilota en Piura. Almendrita durante dos horas olvida la realidad de su hogar entre balones, colores y arena. La vida se para, y ella se convierte en lo que es; una niña de 5 años disfrutando de la ilusión que supone la infancia.
Gracias por esto Manitos Canat , y por todxs lxs «almedritas» que cobijáis entre vuestros brazos. Por este y todos vuestros proyectos.
Lidia Fuente. Mis primeros 15 días en Piura
Lidia Fuente. Mis primeros 15 días en Piura.
Ya han pasado un poco más de 15 días des de que llegue a Piura… el tiempo se pasa volando!
El 18 de febrero, después de unas 17 horas de autobús llegamos a Piura, allí nos estaba esperando Gabi, la directora de CANAT, con dos voluntarias más con las cuáles íbamos a compartir piso Lena y yo. Nos llevaron a la casa donde pasaremos nuestra estancia, enseguida dejamos las cosas y nos fuimos para CANAT.
Viernes divertidos
Familiares de Manitos Jugando visitan CANAT
Familias de las ludotecas Manitos Jugando salen de su barrio y visitan los programas de Canat.
Parque de la Ludoteca
Con 200 plantones donados por la Municipalidad de Piura y gestionados por Canat los niños y las niñas de las ludotecas del programa Manitos Jugando ha terminado el mes de la primavera sembrando un árbol en su barrio y en el mejor lugar «parque de la ludoteca»
LUDOTECAS. El gobierno regional de Piura recoge la experiencia de CANAT
El Gobierno Regional apuesta por la infancia y promueve el derecho a juego recogiendo la experiencia de Canat y la Fundación Educación y Desarrollo.
César Bedoya Donoso
Yo vine a Piura a hacer mi Proyecto Fin de Carrera de Arquitectura, recomendado por un profesor de mi universidad que ya conocía Piura y me había hablado muy bien de la ciudad. Pero acabé en Manitos por casualidades de la vida, o quizá porque Dios nos ofrece oportunidades y en esta ocasión dije sí sin pensármelo.
Un amigo que estuvo de voluntario hace un año me contó muchas cosas buenas sobre Manitos, pero ahora que estoy viviéndolo en primera persona puedo decir que se quedaba corto. Desde el primer momento que me encontré con Gaby me sentí acogido, cuidado y valorado, y eso se agradece cuando llegas a un sitio nuevo.